Fotografía: Alejandro Martin

Preocupan los altos niveles de arsénico

El HACRE -Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico- fue designado por el médico cordobés Enrique Tello, a mediados del siglo pasado. Esta afección se manifiesta después de ingerir -durante un periodo que va de 1 a 15 años- agua con concentraciones de arsénico, superiores a 0,05 miligramos.
“La gente se va muriendo de a poco -sostiene la geóloga Gabriela Sacchi- porque lleva un periodo de incubación de varios años hasta que aparecen las primeras manchas, es decir que el HACRE no se ve”. Por ello, los especialistas reclaman actuar hoy, aunque la intoxicación no se vea, porque es acumulativa y hablan de la necesidad impostergable de que el Estado delimite con exactitud la extensión y gravedad de la contaminación arsenical del subsuelo en la provincia, porque están en juego miles de vidas, que tal vez, ni siquiera sospechan que, este silencioso asesino, sale de las entrañas de la tierra para acumularse en sus organismos.
“Es un problema monstruoso, porque el hidroarsenicismo ocupa gran parte de la provincia”, señala la doctora Gabriela Sacchi, una de las coordinadoras del proyecto que indaga sobre la calidad del agua provincial. El grupo de investigación está formado por Químicos, Bioquímicos y Geólogos, pertenecientes a la Universidad Nacional de Córdoba y a la Universidad Joseph Fourier, de Francia.
Cuando hacen referencia al arsénico, los especialistas hablan de uno de los venenos más antiguos, usados para realizar asesinatos “perfectos”, porque no deja rastros en el cuerpo de las víctimas.
La acción del arsénico se sostiene en el organismo; cuando realiza sus trastornos y efectos tóxicos, la progresión de la enfermedad no se detiene.
De esta forma, numerosas poblaciones cordobesas están en riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, hepatorenales, neurológicas, y respiratorias, además de malformaciones congénitas, y las que conducen a sufrir diversas formas de cáncer cutáneo, digestivo, urinario y bucal.
La presencia de este veneno en el agua afecta a localidades cuya única posibilidad de abastecimiento radica en las perforaciones domiciliarias.
En Córdoba, existen niveles de concentración cientos de veces superiores a los máximos sugeridos: “Quienes están analizando las muestras, han expresado que algunas dan por encima de los valores que exige el propio gobierno”, adelanta la doctora Sacchi.
De hecho, hay una amplia franja poblacional susceptible a las enfermedades de origen hídrico y, en el caso de arsenicismo, las personas desnutridas son los blancos preferidos.
“La población afectada está consciente del problema, pero es lo único que tienen para tomar”, asegura la investigadora. Sucede que la gente hace pozos subterráneos para extraer agua, liquido que contiene -en el sureste y norte provincial- un alto contenido arsenical.
El problema fue detectado a principios del siglo pasado y los casos de envenamiento con arsénico vienen documentándose en los círculos médicos desde hace décadas.
Los estudios son concluyentes: los pobladores rurales beben agua con este elemento cancerígeno, con niveles que superan los máximos permitidos por organismos de salud internacional, nacional e incluso, de los propios entes provinciales. Estas mismas investigaciones, confirman que los pacientes que consumen agua con arsénico tienen mayor propensión a diversos tipos de cáncer.
Al respecto, el doctor Victoriano Carrica, profesor titular de la Cátedra de Estomatología de la Universidad explica que“el máximo de arsénico establecido por la Organización Mundial de la Salud es de 0,05 mg por litro. En la zona de Bell Ville, un muestreo realizado en pozos de agua por la Academia Nacional de Ciencias, arrojó un promedio de 418 mg por litro. Es una barbaridad, un nivel ampliamente superior a lo permitido”, determina el especialista.

UNA DOSIS DIARIA DE VENENO

En la Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud, utilizan una tabla de información epidemiológica, conocida como “Planilla C2”, para vigilar la evolución de 94 patologías que se registran en al provincia. Entre las enfermedades que se reportan, el arsenicismo crónico no figura, a pesar de que el envenenamiento cotidiano asola a pobladores rurales y se manifiesta a través de penosas formas de cáncer. Al respecto, Carrica sostiene que “El arsénico hizo estragos, y los sigue haciendo. Hay campesinos y lugareños que -por razones culturales o económicas- siguen tomando agua contaminada”, y agrega que “donde el nivel económico es muy bajo, la familia bebe esa agua, porque no tiene otra opción. Entonces la gente muere y no hay estadísticas, siquiera.”
Es difícil establecer las consecuencias cancerígenas que este tóxico tiene, simplemente, porque tampoco figura la afección en los libros de Vigilancia Epidemiológica de la provincia: “En Córdoba hay un espacio vacío, esta es una asignatura pendiente”, señala la doctora Maria Elena Bovio, de la Dirección de Epidemiología. En apariencia, el Ministerio de Salud no tiene entre sus prioridades esta enfermedad, ya que “el arsenicismo crónico, no tiene un peso tan grande”, dicen desde el organismo.
“Se ha comprobado -dice Carrica- que la mayor proporción de muertes por cánceres diversos -entre ellos de piel y de boca- vienen de personas con arsenicismo crónico” y añade que “el cáncer bucal es horrible. La gente cree que no existe, pero es extremadamente delicado, con el agravante de que -comparado con el de piel- es de muy mal pronóstico. Mata con crueldad: hay afectados que mueren escondidos, tras las mutilaciones que les provoca en la cara. Además, el tratamiento es muy agresivo por la destrucción facial que produce”, relata el especialista.
Carrica, después de 10 años de estudios, no cree que haya conocimiento de cuanto gravita el arsenicismo crónico sobre la salud de la población cordobesa. La realidad queda manifiesta tras el testimonio de técnicos de la Dirección de Estadísticas, del Ministerio de Salud, quienes confiesan que no existen estudios que evalúen la cantidad de casos de cáncer, producidos por la ingestión crónica de arsénico.

EL MALDITO ARSÉNICO

El Movimiento Campesino de Córdoba denuncia, desde hace tiempo, que comunidades del norte de la provincia se están envenenando. “Estoy seguro que muchos murieron y están muriendo de cáncer, por que además de consumir agua envenenada, están mal alimentados y eso contribuye a los cuadros cancerosos”, asegura Carrica .
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer sitúa al arsénico en el Grupo I -clasificación más alta de sustancias cancerígenas-. Por su parte, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) lo ubica en el Grupo A, correspondiente a la categoría más elevada para los químicos productores de carcinomas. Por otro lado, un exhaustivo trabajo sobre los efectos biológicos del arsénico, efectuado por la Agencia Internacional de Investigaciones en Cáncer, de Lyón –Francia- expresa que existen evidencias suficientes para reconocer la relación entre arsenicismo y cáncer de pulmón, hígado y otros órganos. A este terrible panorama oncológico, deben agregarse los procesos malformativos «in útero».
Los padecimientos causados por la contaminación del agua por arsénico se conocían como «Enfermedad de Bell Ville» por ser, esta ciudad, el centro donde mayor cantidad de enfermos se observaron, sin identificar la causa de su enfermedad.
Pero no solo el sureste de la provincia sufre este flagelo: amplias áreas de nuestra provincia sobrellevan la contaminación de sus aguas. En las poblaciones y caseríos, ubicados en los márgenes de las Salinas Grandes, se tomaron muestras de agua y su posterior, análisis concluyó altos niveles de arsénico, indican los integrantes de la Central Noroeste del Movimiento Campesino.
La coordinadora del proyecto universitario que analiza la calidad del agua en la provincia expresa que “Durante el año 2004, muestreamos el agua de 168 localidades y esto nos dará un panorama de cuál es la calidad del líquido que estamos consumiendo. Sin embargo, se sabe con certeza que el problema del hidroarsenicismo existe.”

UN HISTÓRICO VENENO

La causa de la muerte del famoso Napoleón Bonaparte, fue durante siglos un enigma. Cuando el emperador francés murió, tras la autopsia, un cirujano dictaminó cáncer de estómago como origen de su muerte.
A partir de 1840, los facultativos pudieron demostrar la presencia de arsénico en una víctima de envenenamiento y, entonces, confirmaron que a Napoleón le habían suministrado arsénico en forma constante, cada 15 días.


1 COMENTARIO

  1. Lamento muchísimo que esto pase y me consta la veracidad de lo expuesto…estas cuestiones tienen que lograr una presentación formal colectiva, se necesitan informes de las víctimas, para eso es necesario que colaboren organizaciones no gubernamentales, civiles, que se movilicen los afectados, las víctimas y sus familias.

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