“América del Sur es el pulmón y el corazón del planeta. Es el mejor lugar para la ciencia” asegura Peter Morrison (65), Director Ejecutivo del Instituto de Biodiversidad del Pacifico -PBI, por sus siglas en inglés-, un organismo con sede en el Estado de Washington (Estados Unidos) que trabaja en Sudamérica centrado en el estudio de la biodiversidad.
Morrison cuenta que “en el 2010 empezamos con un nuevo proyecto de biodiversidad y de áreas silvestres en Sudamérica  porque creemos en crear conciencia y usar la ciencia para priorizar la conservación” y agrega que “a diferencia de organizaciones como WWF y UICN, somos pequeños, lo que a veces resulta una ventaja porque nos podemos mover muy rápidamente.”
Lucila Castro (26) es una bióloga cordobesa representante de PBI en Argentina y explica que “uno de los objetivos del proyecto principal es llenar los GAPS (vacíos) de información de estas grandes áreas silvestres que todavía existen en Sudamérica para que sirvan en la toma de decisiones relacionadas con la conservación.”
En PBI, investigan áreas del planeta que no se hayan estudiado antes o zonas que, si bien fueron estudiadas, tienen un faltante de información: “Trabajo de campo pero también de investigación para generar nueva información sobre éstas áreas poco exploradas”, explica la bióloga Castro.
Peter Morrison indica que “las áreas naturales donde se focalizan nuestros esfuerzos de conservación responden a tres principios: son áreas vulnerables, irremplazables y con poca información sobre su biodiversidad.”
Por eso, desde PBI están localizando y mapeando grandes áreas silvestres para proponer la creación de nuevas Reservas Naturales. En ello,  se vinculan con proyectos de cooperación con las Universidades Nacionales de Tucumán, Córdoba, Salta y La Rioja.

HEREDEROS DE HUMBOLDT

Como las viejas expediciones de Marco Polo o Humboldt, silenciosamente caravanas de expedicionarios de PBI ascienden por montañas nevadas y atraviesan desiertos escribiendo reportes, tomando fotografías y sorteando las inclemencias del tiempo hostil.
Exploran y se lanzan a la empresa de conocer lugares ignorados y especies animales y vegetales aun no descubiertos en la geografía nacional.
Los exploradores observan, preguntan, reúnen explicaciones, anécdotas y noticias en cada sitio que recorren. Cuentan en PBI que, en 2013, tres jóvenes caminaron desde Ushuaia hasta Ecuador durante 1 año, tomando datos en áreas inaccesibles para vehículos. La particularidad del trabajo es que no necesariamente, quienes recopilan la información, deben ser científicos. Se trata de recolectar datos para compartirlos con especialistas del lugar.
Así,  desafían la teoría que indica que a partir de la Primera Guerra Mundial termina el descubrimiento de La Tierra, ya que la exploración clásica queda arrumbada. No todo está descubierto en nuestra Sudamérica, a pesar  de los GPS, las comunicaciones virtuales e internet.

LA DIVERSIDAD NATIVA

“Sudamérica contiene los reservorios de biodiversidad más importante del Planeta y por eso, trabajamos con la mayor cantidad de gente que podemos porque tenemos intereses comunes. Cuando organizamos nuestras expediciones convocamos a hidrólogos, geólogos y botánicos; diferentes especialistas que reúnen datos de especies animales y vegetales”, relata la representante de PBI en Argentina.
“No solo buscamos información y la documentamos, sino que también buscamos la manera de que llegue a la población”, dice la bióloga Castro.
Peter Morrison muestra una fotografía que atesora la estampa de Marta, la última paloma de un género endémico de Norteamérica que murió hace 100 años.
Marta pertenecía a una variedad de paloma migratoria, la más abundante en el mundo:“Pocas personas en el planeta conocen esta historia trágica. Cuentan los ancianos que cuando ellas migraban el cielo se cubría de negro por días y no se podía ver el sol, relata Morrison y continúa diciendo: pero comenzaron a perseguirlas por su carne y destruyeron los bosques donde ellas vivían.”
Marta fue la última y murió sola en un zoológico de Cincinnati. Con ella, desapareció la especie. Por eso, Lucila Castro afirma que “no queremos que haya extinción de especies en ningún lugar de Sudamérica.”
El director de Conservación de PBI agrega: “Lucila y otros jóvenes están comprometidos para que en América del Sur no se lamenten dentro de 100 años, como lamentamos en el hemisferio norte, a Marta. Ustedes, están a tiempo de evitar que esto suceda”, asegura Morrison.

LA ENORME MAR CHIQUITA

La laguna de Mar Chiquita o Mar de Ansenuza, ubicada -en el noreste de la provincia de Córdoba, Argentina- hace años fue declarada Reserva Provincial y por su importancia también fue designada como Sitio RAMSAR para la conservación de Humedales. Pero inexplicablemente,  este paraíso natural  aun no tiene un Plan de Manejo.
Castro señala que “es un área irremplazable porque es el reservorio más importante de flamencos australes de Sudamérica. En este sitio -que es muy vulnerable- hay personas que trabajan para la conservación pero necesitan muchos más aportes y nosotros queremos sumarnos a esos esfuerzos conservacionistas y aportamos herramientas para abordar el problema, utilizando el sistema de información geográfica (SIG) que ayudará a tomar una decisión para la conservación de ese particular ecosistema”, refiere la bióloga.

DOLARES DE ALLÁ PARA ACÁ

La diferencia entre lo que se puede conservar es inmensa entre Norte y Sur América: “En Estados Unidos se invierten miles de millones de dólares para restauración de ecosistemas ya destruidos o para la creación de puentes que pretenden la conexión de hábitats ya fragmentados. Nuestra idea es que con sólo un porcentaje de ello, aquí podríamos hacer cosas increíbles para conservar los ecosistemas tal como están”, afirma la bióloga de PBI.
En Estados Unidos, solo hay 3 Áreas Silvestres de 2 millones de has. En Argentina y Chile hay 30, es decir, 10 veces más que en Norteamérica: “Asombra la dimensión de las áreas naturales en Latinoamérica comparadas con las de Norte”, dice Morrison y explica que  “la mayor parte de los fondos económicos que hay en Estados Unidos se destinan para la restauración, que es una buena idea pero es muy caro y difícil: En algunos casos sirve pero nunca se puede llegar al estado inicial de un ecosistema.”
El Director de Conservación de PBI refiere que “sabemos que la situación aquí es delicada, pero si la comparamos con Norteamérica, allí es mucho peor.”
Lucila Castro, señala que  “Nosotros, aun tenemos grandes áreas por conservar y por eso intentamos que esos recursos económicos vengan, porque aquí queda mucho por proteger en vez de volcar esos fondos en el país del norte para restaurar algo que ya nunca será igual.”

LA VIDA DEPENDE DE SUDAMÉRICA

Peter Morrison, explica que “la política de Estados Unidos, en general,  es complicada y la de conservación, aun más. En los últimos 30 años hay muchos norteamericanos que creen que proteger la biodiversidad es importante pero también otras que opinan que no necesitan más conservación del ambiente. Esta situación está muy polarizada y no hay acuerdos.”
“No hay muchas personas en Estados Unidos que les interese la conservación en Sudamérica”, dice el Director de PBI y agrega que “una de las metas que tenemos es educar y concientizar sobre las oportunidades de conservación que todavía existe en Sudamérica”. 
La responsable de PBI en Argentina indica que “es necesario saber donde están las especies, cuáles de ellas son las más vulnerables; dónde las acciones humanas las están amenazando y los niveles de protección que necesitan, ya que los conocimientos sobre la conservación y las amenazas van cambiando.”
Castro enfatiza que “el análisis esta focalizado en estos grandes espacios ya que permiten la continuidad de los procesos ecosistémicos, que a su vez dan lugar a los servicios ecológicos que mantienen la vida de los seres humanos y de todas las especies”.
“Muchas provincias argentinas cambian su condición natural para el cultivo de soja. La situación cambia muy rápidamente; a pesar que Argentina tiene una Ley de Bosques siguen habiendo problemas. A eso, podemos sumarle el desarrollo de la minería. La vida depende de los grandes espacios para la biodiversidad, Sudamérica es muy importante para todo el planeta” concluye Peter Morrison y por eso, están localizando y mapeando grandes áreas silvestres para proponer nuevas Reservas Naturales y Parques Nacionales en Sudamérica.

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